Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), del grupo de Psiquiatría de la Universidad de Cantabria-IDIVAL, dirigidos por el catedrático Benedicto Crespo-Facorro, han descubierto nuevos avances en la investigación biológica de la esquizofrenia. Se trata del mayor análisis en el estudio de la materia blanca cerebral (tejido que permite a las neuronas conectarse) realizado hasta la fecha, que evidencia el efecto global de la esquizofrenia en el cableado del cerebro y recomienda, por ello, evitar investigaciones focalizadas.
Publicado en la prestigiosa revista del grupo Nature Molecular Psychiatry, el estudio se enmarca en el consorcio internacional ENIGMA para avanzar en la investigación que relaciona genes y enfermedades mentales. Éste es el primero que se realiza con el fin de estudiar la materia blanca cerebral en esquizofrenia y está basado en el meta-análisis prospectivo de imágenes de resonancia magnética de 1.963 personas con esquizofrenia y 2.359 sujetos control de todo el mundo.
“Estos nuevos hallazgos demuestran la existencia de alteraciones en el normal ‘cableado cerebral’ en pacientes con esquizofrenia y representa un primer peldaño en nuevas líneas de investigación biológica de la enfermedad”, sostiene Crespo-Facorro, director científico del IDIVAL. Además, apunta el investigador: “en los últimos años los estudios de neuroimagen cerebral están aportando evidencias relevantes en el conocimiento de las bases biológicas cerebrales de las enfermedades mentales”.
Hace más de 40 años que se describió la existencia de alteraciones en la estructura cerebral (mediante TAC) de las personas que sufren esquizofrenia. “Es ahora, sin embargo, cuando podemos decir que, de forma general, existe una alteración en las vías de comunicación (sustancia blanca) entre las distintas regiones de nuestro cerebro”, apunta el investigador del CIBERSAM y añade: “la integridad de esta sustancia que permite el normal funcionamiento mental está alterada, esas anomalías se focalizan en regiones frontales y temporales, dando lugar a síntomas propios de la enfermedad”.
El resultado forma parte de los obtenidos por el consorcio internacional ENIGMA, en el que la única representación española es la del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIVAL) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), cofinanciado por FEDER.
El consorcio ENIGMA fue creado en 2009 por los doctores Paul Thompson y Nick Martin y está integrado por más de 300 científicos de 185 instituciones y 33 países que comparten sus recursos para lograr un mayor entendimiento de los efectos de los genes en la estructura y función cerebral. ENIGMA permite, así, estudiar datos de imagen cerebral, genéticos y clínicos de 30.000 pacientes de todo el mundo.
Este gran proyecto ha integrado datos de 29 estudios internacionales, entre los que participan investigadores del grupo de Psiquiatría de la Universidad de Cantabria-IDIVAL-CIBERSAM, dirigidos por Benedicto Crespo-Facorro y del grupo del también investigador del CIBERSAM, Celso Arango. Este grupo del IDIVAL ya había publicado dos trabajos, liderados por la Dras. Pérez-Iglesias y Tordesillas-Gutiérrez, usando esta técnica en los que se mostraron efectos similares en una muestra de primeros episodios de psicosis y su relación con efectos en procesos cognitivos.