El radón es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco. Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dejan claro: entre el 3% y el 14% de los tumores pulmonares están provocados por la exposición a este gas, un porcentaje que puede ser aún mayor en ciertas zonas.
Este es el caso de Galicia, que tiene una concentración media de radón de 99 becquerelios por metro cúbico de aire (Bq/m3) en las viviendas. En municipios como Bueu (Pontevedra), el 57% de todas las casas presenta más de 300 Bq/m3. Para entender estas cifras, he aquí algunos datos: la OMS recomienda un nivel de referencia de 100 Bq/m3 y, si no es aplicable, la concentración de radón residencial debe mantenerse tan baja como sea posible hasta un máximo de 300 Bq/m3.
Los resultados para la comunidad gallega los ha recabado durante años el Laboratorio de Radón de Galicia. Su estudio más reciente, publicado en septiembre en el Journal of Radiological Protection, destaca el alto nivel de radón dentro de las viviendas del noroeste peninsular en comparación con otras regiones de la UE, así como las características de las casas y las medidas preventivas que deben aplicarse.
“El primer estudio lo publicamos en 2007 e incluíamos mil mediciones en casas. Ahora, con más de 3.200 mediciones en toda Galicia, elaboramos un mapa que presentamos en noviembre de 2016. El objetivo es dar a conocer a los científicos y autoridades sanitarias lo que ya habíamos advertido: que Galicia es una zona de elevada emanación de radón y que existen diferencias entre zonas geográficas dentro de la misma Comunidad Autónoma”, explica Alberto Ruano Raviña, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela, investigador del CIBERESP en el grupo que lidera Juan J. Gestalt.
Además de su institución, en el trabajo han colaborado el Complejo Hospitalario de Ourense, el Hospital Clínico Universitario de Santiago y el CIBERESP.
Daña el pulmón y altera genes
El radón es un gas noble pesado, radiactivo, incoloro, inodoro e insípido. Su isótopo más estable, Rn-222, también conocido como gas radón, tiene una vida media de 3,8 días. Aunque hay principalmente tres isótopos de radón, el más relevante para la salud humana es este, porque su vida media es lo suficientemente larga para permitirle alcanzar la atmósfera después de ser liberado del mineral que lo produce.
El gas radón se convierte en cancerígeno porque, cuando es inhalado, partículas alfa emitidas por él y por sus productos de polonio pueden dañar el tejido pulmonar, causar alteraciones genéticas y conducir al cáncer de pulmón.
“Es necesario contar con más legislación en España por su claro efecto cancerígeno. La directiva europea de 2014 dice que los estados de la UE tienen de límite el año que viene, hasta marzo de 2018, para trasponer esa directiva. Además, el radón se debe incluir en los códigos técnicos de edificación para hacer viviendas libres de este gas y tiene que existir un plan de acción frente al radón. España tiene mucho por hacer”, añade Ruano Raviña, firmante del trabajo.
Lo que pretende este equipo de científicos es señalar que en la zona de su estudio hay un problema, aunque no es único de Galicia. Se sabe que también existe en otras áreas de España, por mapas que ha creado el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), en los que ha colaborado este equipo con otros grupos de investigación de la Universidad de Cantabria. “El norte de la Comunidad de Madrid, la Sierra de Guadarrama, Torrelodones y Villalba son zonas de elevada exposición a radón, así como todo el sur de Castilla y León, la parte colindante con Portugal de los Arribes del Duero y el norte de Extremadura”, asegura el científico.
Muchos países, como EE UU, Irlanda y Reino Unido, han establecido ya legislación específica y realizado importantes iniciativas para proteger a sus poblaciones de los efectos cancerígenos del radón.
Ourense, la provincia con más radón en interiores
Este estudio incluye datos del mapa de radón en Galicia presentado en noviembre de 2016. El objetivo era describir la distribución y estimar el porcentaje de viviendas que exceden los niveles de referencia. Al analizar los resultados por provincia, Ourense tiene la concentración media más alta de radón en interiores (137 Bq/m3). Allí el 56,1% de todas las viviendas supera los 100 Bq m/3 y el 19,3% sobrepasa los 300 Bq/m3. Le sigue Pontevedra, también al sur de Galicia, con 123,5 Bq/m3.
En conjunto, alrededor del 11% de las viviendas presentan más de los 300 Bq/m3 fijados por la OMS como nivel máximo aceptable, y el 49,3% están expuestas a concentraciones por encima del baremo de referencia (100 Bq/m3). “Estas altas concentraciones de radón son un grave problema de salud pública en Galicia, donde la reducción de la exposición en interiores necesita ser desarrollada e implementada”, recalcan los expertos en el estudio.
Ruano Raviña añade: “En Pontevedra y Ourense hay más porque el subsuelo tiene más uranio, de donde viene el radón. Son rocas de naturaleza granítica, que también existen en otras partes de España clasificadas por el CSN”.
Mitos sobre cómo eliminar el radón
Alrededor de este problema han surgido creencias, muchas de ellas no fundamentadas en datos científicos, que el investigador aclara en este trabajo. “Hay que desterrar la idea de que por vivir en una construcción de piedra o granito vas a tener mucho radón en tu casa. No tiene que ser así. Lo importante es lo que hay debajo de esa vivienda”, insiste.
Este gas tiende a acumularse en los pisos inferiores, sin embargo, el problema puede afectar a más partes de las casas. “En primer lugar hay que estudiar si hay o no radón en un domicilio. Según la directiva europea, las nuevas construcciones y lugares de trabajo deben tener una protección contra la entrada del radón. Esto ya se aplica en otros países”, expone Ruano Raviña.
“Podemos aplicar barreras activas o pasivas –continúa Ruano Raviña–, que consisten en aislar la casa con materiales baratos y sencillos; o en despresurizar el terreno debajo de la vivienda para extraer el radón del subsuelo y expulsarlo al exterior. Parece muy caro y complejo, pero no lo es”.
Otro falso mito se refiere a la ventilación. “Hay quien cree que si hay mucho radón, se abren las ventanas y listo, pero no es verdad. Para que la ventilación sea efectiva se tiene que renovar el aire interior por completo, lo cual no es fácil, y menos en invierno”.
Un objetivo futuro de su equipo es desarrollar un mapa del radón en interiores, primera y planta baja, combinado con información geológica. Este mapa podrá predecir la concentración de radón en zonas específicas. “Es importante disponer de buena información para los ciudadanos, que les muestre la concentración esperada de radón en la zona en la que viven”, concluyen.
Referencia bibliográfica
Residential radon in Galicia: a cross-sectional study in a radon-prone area. Lorenzo-González M1, Ruano-Ravina A, Peón J, Piñeiro M, Barros-Dios JM. J Radiol Prot. 2017 Sep;37(3):728-741. doi: 10.1088/1361-6498/aa7922. Epub 2017 Jun 13.