Fernando Rodríguez, jefe de grupo del CIBERESP en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha coordinado un estudio que ha demostrado que el consumo de frutas y verduras reduce el riesgo de padecer el síndrome de fragilidad en los ancianos. Este síndrome tiene mucha importancia porque los que lo padecen tienen un alto riesgo de sufrir caídas, desarrollar discapacidad y dependencia, e ingresar en un hospital o residencia.
En este estudio realizado en varios países europeos, cuya primera firmante es Esther García, también investigadora de la UAM y el CIBERESP, se concluyó que las personas que consumían más frutas y verduras tenían menor riesgo de desarrollar fragilidad a lo largo de 3 años de seguimiento. El beneficio máximo se observó con un consumo de 5 porciones de frutas y verduras al día (en general 3 de frutas y 2 de verduras), aunque la mayoría de los beneficios se producían consumiendo solo 3 porciones. Asimismo, se observó que aquellos sujetos que comían más fruta tenían menos riesgo de padecer cansancio, tener lentitud de la marcha o realizar poca actividad física, mientras que aquellos que consumían más verduras tenían menor riesgo de tener cansancio y de perder peso.
En las personas adultas, el consumo de frutas y verduras ya se asociaba con menor riesgo de padecer enfermedades crónicas como la cardiopatía isquémica, el ictus o el cáncer, así como con menor mortalidad. Sin embargo, había muy pocos estudios sobre los efectos del consumo de frutas y verduras en la salud de los ancianos. Este trabajo ha mostrado nuevos beneficios del consumo de frutas y verduras sobre la salud, y apoya así las políticas realizadas hasta ahora para promover su consumo.
Este trabajo ha analizado los datos individuales de 2.926 ancianos no institucionalizados procedentes de tres cohortes europeas: la cohorte Seniors-ENRICA (Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España), la cohorte de Burdeos del estudio 3C (L'étude des Trois Cités) en Francia, y la cohorte AMI (Integrated Multidisciplinary Approach) también en Francia. El consumo de frutas y verduras se evaluó en el estudio Seniors-ENRICA con una historia dietética computarizada, y en los estudios 3C-Burdeos y AMI mediante un cuestionario de frecuencia alimentaria. Una porción de fruta pesaba aproximadamente 120 gramos, y una porción de verduras 150 gramos. El síndrome de fragilidad se diagnosticó en los tres estudios por la presencia de al menos 3 de los siguientes criterios: pérdida de fuerza, lentitud de la marcha, fatiga, baja actividad física y pérdida no intencional de peso.
Artículo de referencia:
García-Esquinas E, Rahi B, Peres K, Colpo M, Dartigues JF, Bandinelli S, Feart C, Rodríguez-Artalejo F. "Consumption of fruit and vegetables and risk of frailty: a dose-response analysis of 3 prospective cohorts of community-dwelling older adults". Am J Clin Nutr. 2016 Jul;104(1):132-42.